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Asteroides

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Se llama asteroides a los planetas muy pequeños, sólo visibles a través de un telescopio y cuyas órbitas

ASTEROIDES

Se llama asteroides a los planetas muy pequeños, sólo visibles a través de un telescopio y cuyas órbitas se hallan comprendidas entre las de Marte y Júpiter.

¿Habrá algún asteroide o cometa que choque algún día con la Tierra? Se emplean expresiones como objetos cercanos a la Tierra y objetos potencialmente peligrosos al pronosticar la destrucción del mundo por el impacto de cuerpos celestes. Pero ¿qué probabilidades hay realmente de que esto suceda? ¿Debería esperar que pronto lluevan sobre su jardín trozos de hierro y hielo? Y si reside cerca de la costa, ¿arrasará su hogar una ola gigantesca causada por un asteroide errante que se precipite al océano?

Una órbita impactada por detritos planetarios.
Nuestro Sistema Solar comprende mucho más que el Sol, 9 planetas y sus satélites. También alberga cometas (conglomerados de hielo y polvo), asteroides (planetas menores) y meteoroides (en su mayoría fragmentos de asteroides).

Los científicos saben desde hace tiempo que la Tierra puede sufrir un bombardeo espacial. La accidentada superficie lunar nos muestra que en esta zona hay mucho movimiento y de no ser por la atmósfera y el reciclaje continuo a que se ve sometida la superficie terrestre por la tectónica de placas y la erosión, la faz del planeta tendría tantos cráteres como la Luna.

Todos los días son visibles en la atmósfera 200 millones de meteoros aproximadamente. La mayoría de los objetos que penetran en ella son pequeños y se consumen de forma casi imperceptible. Los residuos que caen al suelo se denominan meteoritos. Se estima que los objetos que penetran en la atmósfera incrementan cada día el peso de la Tierra en centenares de toneladas.

Pasan peligrosamente cerca de la órbita terrestre 1.000.000 de asteroides de más de 50 metros de diámetro, tamaño que les permitiría llegar al suelo y causar daños. Aunque la atmósfera puede protegernos de los impactos menores, no detiene a los que superan los diez megatones.

Nos cuesta creer que grandes cuerpos celestes hayan golpeado nuestro planeta en el pasado. Se cree que el Chicxulub, enorme cráter situado cerca del extremo norte de la península de Yucatán (México), es la huella del impacto de un cometa (o un asteroide) de 10 kilómetros de diámetro.

¿Cuántos muertos produciría un meteorito así en el caso de chocar contra una ciudad? En el Museo Estadounidense de Historia Natural, situado en la ciudad de Nueva York, hay una exposición muy popular que muestra que si un objeto como ese cayera en Manhattan, borraría por completo la gran ciudad.

POSIBLES DESASTRES
Con aprensión, los científicos han examinado las posibles consecuencias en nuestro planeta del impacto de un asteroide o un cometa.

De acuerdo con sus teorías, los resultados inmediatos de una gran colisión serían los siguientes: primero se elevaría una columna explosiva de rocas y polvo. Al caer los detritos, se originaría una lluvia de meteoritos que dejaría el cielo al rojo vivo e incendiaría bosques y pastizales, con el consiguiente exterminio de casi toda la vida terrestre.
Al permanecer suspendido el polvo en la atmósfera durante largo tiempo, bloquearía la luz solar, lo que ocasionaría un descenso súbito de las temperaturas y detendría la fotosíntesis al hallarse a oscuras la superficie terrestre.

La supresión de la fotosíntesis desencadenaría una ruptura de la cadena alimentaría oceánica, lo que supondría la muerte de la mayoría de las criaturas marinas. Según estas hipótesis, la catástrofe ecológica se remataría con la precipitación de lluvia ácida en todo el planeta y la destrucción de la capa de ozono.

De caer en el océano uno de estos cuerpos celestes, se formarían tsunamis (olas gigantescas) de una enorme potencia destructiva, que llegarían mucho más lejos del punto de impacto que la onda de choque inicial y ocasionarían destrozos generalizados en zonas costeras situadas a miles de millas de distancia.

No obstante, hay que tener cuidado con tales teorías. Muchas son meras especulaciones. Sin embargo, se dice que las probabilidades de fallecer a causa de un objeto que caiga del cielo son significativamente menores que las de morir en un accidente de tránsito.

En algunos casos hay científicos que recomiendan la utilización de armas atómicas, que bien colocadas desplazarían al cuerpo fuera de nuestra órbita. El tamaño del asteroide y su proximidad a nuestro planeta determinarían la potencia explosiva requerida.

Ya hay agrupaciones, como Spaeewatch (Observación Espacial) y Near Earth Asteroid Tracking (Seguimiento de Asteroides Cercanos a la Tierra), dedicadas en exclusiva a la caza de asteroides. El asteroide, catalogado 1997 XF11, fue descubierto el 6 de diciembre de 1997 por Jim Scotti, astrónomo de la agrupación Spacewatch de la Universidad de Arizona.

Valiéndose de datos del pasado y de nuevas observaciones, un equipo de científicos asociados al Centro de Astrofísica Harvard-Srnithsonian divulgó información con la que algunas personas predijeron una órbita que situaría al asteroide a unos 50.000 km de la Tierra lo que en términos astronómicos es un breve suspiro, una trayectoria que dejaría “nulas posibilidades de pasar de largo”.

Las pantallas de televisión se llenaron de horrendas simulaciones de la colisión de un asteroide con la Tierra. Poco tiempo después y de acuerdo con nuevos datos y cálculos, pasaría a 1.000.000 de kilómetros del planeta: más cerca que los asteroides observados, pero a una distancia segura para el planeta.

 

 

20 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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