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Aire Contaminación

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La quema de combustibles fósiles, provenientes de centrales eléctricas, de estufas domésticas y de los automóviles, produce entre otras sustancias contaminantes, el llamado dióxido de azufre.

CONTAMINACIÓN DEL AIRE

La quema de combustibles fósiles, provenientes de centrales eléctricas, de estufas domésticas y de los automóviles, produce entre otras sustancias contaminantes, el llamado dióxido de azufre.

Cuando esta sustancia entra en contacto con el vapor de agua, ambas reaccionan y producen ácido sulfúrico que puede acumularse en las gotas de las nubes y empapar con su humedad mortífera la tierra, las plantas y los bosques.

Al caer la lluvia ácida o, peor aún, al derretirse la nieve ácida, el suelo se envenena. Científicos suecos han llegado a la conclusión de que a una profundidad de 70 centímetros, la acidez del suelo forestal había aumentado su PH 10 veces.

Este cambio químico afecta gravemente la capacidad que tienen las plantas de absorber minerales vitales como el calcio y el magnesio.

Efecto en el hombre

Cuando los lagos y ríos que en un tiempo estaban llenos de vida se vuelven ácidos y el ecosistema muere, el hombre también muere.
Algunos científicos noruegos deducen de sus estudios que la mayor acidez del agua, bien en los lagos o en el suelo, deja inestable el aluminio. Esto plantea un grave peligro para la salud. Los científicos han visto “una clara relación entre un mayor índice de mortalidad y el aumento en las
concentraciones de aluminio libre” en el agua. La posible vinculación entre el aluminio y la enfermedad de Alzheimer y otras dolencias de las personas de edad avanzada siguen siendo motivo de inquietud.

En zonas como el río Mersey, de Gran Bretaña, y el vertedero francés de Entressen se han hecho esfuerzos por mejorar la situación. Pero, el problema no desaparece, sino que se expande por todas partes del mundo. Además, hay otra clase de contaminación, y esta es invisible.

 

El ozono terrestre

La quema de combustibles fósiles también produce óxidos de nitrógeno así como los hidrocarburos no quemados.

Actualmente, la opinión científica culpa cada vez más a estos óxidos de nitrógeno por la contaminación del aire. Bajo el efecto de la acción de la luz solar, éstos producen un gas mortífero: el ozono. El ozono es el peor contaminante del aire que respiramos y del suelo que cultivamos.

Por consiguiente, aunque la lluvia ácida está arruinando las vías fluviales, muchos creen que el ozono, derivado mayormente de los gases de escape de los automóviles, es más culpable de la muerte de los árboles que la lluvia ácida. Es el ozono lo que ahoga y sofoca a los árboles.

La contaminación atmosférica que quizás provenga de lugares tan lejanos como Ucrania, afecta a la humanidad entera de una u otra manera.

El ozono es dañino al ser inhalado. Sin embargo, en la ozonosfera, este elemento es benéfico porque tiene la propiedad de filtrar los nocivos rayos ultravioleta.

 

LA INFLUENCIA DEL HOMBRE

Las actividades del hombre aunadas a la mezcla de gases de efecto invernadero en el aire, intensifican los efectos del calentamiento global. La quema de combustibles es la causa principal del aumento de las concentraciones de (dióxido de carbono) CO2.

La cría de ganado, el cultivo de arroz y los rellenos sanitarios elevan los niveles de metano; en tanto que, por otro lado, el uso de aerosoles, las emisiones de humo y sulfatos de la industria que reflejan luz solar, tienen efectos de enfriamiento. Los efectos nocivos por aerosoles podrían desaparecer de la atmósfera en semanas si se elimina su fuente. Las emisiones industriales no llegan a la estratosfera por lo que tienen un efecto más localizado. En cambio el CO2 puede permanecer por un siglo, lo que se agrava con la tala discriminada que está sufriendo la selva tropical brasileña, la zona de absorción de CO2 más grande del mundo.

Quedan muchas dudas sobre el ciclo del carbono de la tierra y de la función de los océanos como un vertedero de CO2, pero los avances científicos han permitido determinar que una muestra de hielo de la Antártida indica la relación entre el CO2 y últimos 200 años es tan grande como el cambio del ciclo glacial al interglacial.

La información disponible sobre los gases que causan el efecto invernadero, muestran que la temperatura crecerá a la par del CO2 y que, de duplicarse el CO2, en el año 2100 la temperatura aumentará en un 20% respecto de la actual. Esto significaría una verdadera catástrofe para la humanidad y el planeta todo.

Es razonable esperar que los seres humanos respeten el medio ambiente. Pero no resulta fácil conseguir que efectúen los cambios necesarios en su vida. Para ilustrarlo: casi todo el mundo reconoce que los automóviles contribuyen al calentamiento global. Por eso, puede que alguien desee utilizar menos su vehículo o prescindir por completo de él. Pero tal proceder no es fácil.

Es muy difícil que el ser humano pueda arreglárselas sin auto. La cuestión no es si uno quiere tener un auto o no. La mayoría no tiene alternativa.
Algunos científicos temen que tal vez ya sea demasiado tarde para salvar el planeta de las consecuencias del calentamiento global. Opinan que aunque la contaminación cesara hoy mismo, los efectos de los abusos perpetrados en el pasado contra la atmósfera perdurarían durante por lo menos otros cien años.
En vista de que ningún gobierno ni nadie a título individual puede resolver los problemas ecológicos, ¿cuál puede ser la solución? Desde tiempos remotos la gente ha pedido ayuda al Cielo para controlar el clima. Por ingenuas que fueran dichas tentativas, revelan una verdad fundamental: la humanidad necesita de ayuda divina para resolver estos problemas.
El aire que respiramos no es gratis. La humanidad con su sistema actual lo está pagando muy caro. Con su salud y su vida.

Si comparamos la capa de ozono con el techo de nuestra casa, podemos sentir lo vulnerables que estamos. Por este agujero “llueven” los mortíferos rayos ultravioleta que causan ceguera y alteraciones genéticas.

¿CÓMO SE SALVARÁ LA ATMÓSFERA?
¿Dejará la humanidad de ensuciar el aire por su propia voluntad?
La atmósfera fue creada de tal modo que se reparará y limpiará a sí misma. Pensemos en el ozono de la atmósfera superior. La capa de ozono está hecha ingeniosamente a fin de absorber la radiación ultravioleta, que sería letal para el ser humano. Pero al mismo tiempo permite el paso de la luz que es beneficiosa y necesaria para la vida terrestre.

La capa de ozono ¿puede restaurarse a sí misma?

Precisamente gracias a la acción de estos rayos peligrosos que filtra el ozono, se crean constantemente moléculas de este elemento en la atmósfera alta. Así pues, a la vez que la contaminación de origen humano destruye con rapidez el ozono, éste también consigue reponer cierta cantidad. Asímismo, en muchas zonas se arrojan contaminantes al aire más deprisa de lo que las condiciones naturales pueden soportar.

20 de mayo del 2017
Categoría: Enciclotin
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