Su organismo contiene células diminutas que se encargan de las múltiples funciones que sustentan la vida. Posee células especializadas en atrapar el alimento, transportar los nutrientes o eliminar los desperdicios y, otras que fabrican los elementos que se necesitan para formar el esqueleto o la piel. Incluso, hay células capaces de convertirse en otro tipo de células cuando surge la necesidad. Si se prensa una esponja viva a través de un colador, las células se reagruparán para reconstruir el cuerpo. Si se tritura dos esponjas juntas, las células se irán separando para formar, de nuevo, a cada criatura distinta. Ninguna planta ni animal puede “resucitarse” a sí mismo de este modo tan sorprendente.