Los gatos pasan una cuarta parte de su vida en vigilia haciéndose su lavado con la lengua, que contiene 300 papilas pequeñas, huecas y rígidas en forma de cuchara que les permiten mojar con saliva la base de su pelaje, evitar nudos y eliminar la suciedad y las pulgas. Su saliva también tiene un poder limpiador y, al lamerse, estimula el flujo sanguíneo.