Se ha comprobado que el material más resistente creado por la naturaleza es la tela de araña. Las glándulas de este insecto producen fibras especializadas, entre ellas, una que hace vibrar la red dando aviso de que ha caído una presa, otra adhesiva que une toda la red, otra que retiene el agua haciéndola elástica para soportar objetos pesados y otra pegajosa que inmoviliza a los insectos, entre otras. A su vez, la telaraña tiene propiedades antisépticas ya que incluye bactericidas y fungicidas, por lo que es útil para aplicar sobre heridas. Hecha de una seda extrafina, es cinco veces más resistente que la misma cantidad en acero.