Vulcano era el dios del fuego y de los metales en la mitología romana. Era herrero y, según la tradición latina, tenía su taller en la cima del monte Etna, donde hay un volcán. De Vulcano los romanos derivaron vulcanus, que llegaría a nosotros como volcán. En español, la palabra se usó desde el siglo XIII y, luego, convertida en nombre común por los descubridores castellanos y portugueses, se aplicó a los numerosos montes ígneos que hallaron en África, América y las Azores.